Encontraron a Lunita sin comida ni agua, estaba débil, asustada y enferma. Su nueva familia la hizo feliz hasta que cumplió 11 años.

En 2014, un perro con parálisis en sus patas fue abandonado en la calle Zabala, en Salta, Argentina. En su silla de ruedas lo encadenaron a una reja de una peluquería, junto a un paquete de pañales y una nota con su nombre (Luna) y edad, en ella también explicaban que la persona que la dejaba ahí no era su dueño y que no podía quedársela.

El empleado de la peluquería que la encontró contactó a la organización de rescate LUBA Salta y dos de sus voluntarios fueron en busca de la perrita. Al llegar, se dieron cuenta que no tenía agua ni comida. Estaba completamente asustada y muy débil.

Comenzaron a difundir la historia de Lunita y al poco tiempo apareció una familia en Estados Unidos dispuesta a adoptarla. Viajó pero desafortunadamente su nueva familia no estaba bien informada sobre la discapacidad de la perrita y desarrolló una grave infección por estafilococo al tracto urinario, lo que provocó heridas y sarna.

Lunita perdió todo su pelaje de la cintura para abajo, incluida su cola. El sufrimiento le hizo perder 15 kilos, dejándola casi desnutrida.

Afortunadamente una nueva familia, en otro estado, quiso recibirla para curar sus heridas y dar pie a su recuperación. Tras intensas visitas al veterinario, tratamientos médicos y mucho amor, Lunita subió 25 kilos y logró recuperarse.

Gracias a un fondo de dinero recaudado por distintas personas anónimas pudieron costear los tratamientos; sin la generosidad de los demás su recuperación hubiese sido imposible, y ella estaba feliz con su nueva vida llena de cariño.

Conoció la nieve, los paseos, a nuevos amigos. Hasta pasteles y celebración de cumpleaños, como fue su fiesta número 11, en 2018. Vivencias que su dueña comparte en su página de Facebook “Lunita’s Wish”, que se llenó de mensajes.

Sin embargo, al poco tiempo de ese cumpleaños su estado físico se deterioró notoriamente y la tuvieron que ingresar a cuidados intensivos.

El pasado 8 de julio la dueña comunicó por la misma cuenta de Facebook que Lunita los había abandonado. “Siento que una parte de mi alma ha muerto. Nunca la olvidaré y lo mucho que ella significaba para mí. Ella cambió mi vida para siempre. La amaba mucho”, escribió.

Por suerte, la historia de Lunita llegó a su fin por la vejez y la última parte de su vida fue completamente feliz.

Fuente: Upsocl